Aspectos principales del Informe de la Junta Directiva al Congreso de la República - Julio de 2001
La política macroeconómica ha contribuido a la recuperación de la economía y a la reducción de la inflación. En particular, las decisiones en materia de política monetaria se han adoptado para garantizar el cumplimiento de la meta de inflación y la recuperación del crecimiento económico. Con este fin, la política monetaria ha facilitado la disminución de las tasas de interés y ha suministrado un nivel adecuado de liquidez a la economía. El déficit fiscal se ha reducido, lo cual ha incrementado la confianza de los inversionistas nacionales e internacionales en el futuro de la economía nacional.
La inflación anual, medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), registró un descenso gradual en el primer semestre del año gracias a la política monetaria ejecutada en los dos últimos años y a la existencia de capacidad instalada no utilizada en varios sectores de la economía. La inflación anual se situó al finalizar junio en 7,9%, con lo cual se completaron cuatro meses consecutivos con una inflación anual al consumidor igual o inferior a la meta de 8% establecida por la Junta Directiva del Banco de la República para el año 2001.
Las decisiones de política monetaria se sustentan en la operación de un mecanismo para interpretar y separar efectivamente los choques de corto y largo plazo, que afectan la demanda y la oferta de base monetaria. De esta manera, no deben producirse fluctuaciones sustanciales de la tasa interbancaria de corto plazo, que se busca mantener en un nivel coherente con el logro de las metas de inflación anunciadas.
Después de la contracción observada en 1999 la economía se recuperó en el año 2000 y registró un ritmo positivo aunque moderado de crecimiento. Este se redujo desde el cuarto trimestre del año anterior, comportamiento no muy diferente al observado en varios países de América Latina, lo cual sugiere la presencia de choques comunes a las economías de la región.
El debilitamiento de la actividad económica en Colombia durante el primer trimestre del año 2001 se asocia, en parte, con una serie de factores de oferta, como la huelga en la industria de bebidas y la reducción de la producción petrolera, consecuencia principalmente de los atentados a la infraestructura del sector y, en parte, a factores de demanda interna debido a la incertidumbre sobre el futuro de la economía y a la persistencia de altos niveles de desempleo.
El comportamiento reciente de la economía colombiana muestra similitudes con el desempeño económico de otros países de América Latina, que también han registrado desaceleraciones en los últimos trimestres y en donde los pronósticos oficiales y privados de crecimiento del producto en 2001 se han revisado hacia abajo. Estas similitudes, sin embargo, no son un fenómeno reciente; se extienden a lo largo de la década de los noventa, sugiriendo la presencia de factores comunes en la explicación de la evolución de las economías de la región.
Los flujos de capitales hacia estos países han sido un elemento muy importante para explicar el patrón de crecimiento de América Latina. Sin perjuicio de las ventajas que dichos flujos traen consigo, su presencia impone restricciones a la capacidad de las autoridades nacionales para llevar a cabo políticas anticíclicas. Este fenómeno es más pronunciado si las economías han acumulado desequilibrios por períodos prolongados en el pasado o si presentan debilidades estructurales sustantivas como, por ejemplo, un sistema financiero frágil o inflexibilidad para corregir situaciones de desequilibrio fiscal.
Un país con una historia de elevados déficit fiscales o externos, o con altos niveles de deuda pública o externa, tendrá dificultades para llevar a cabo políticas anticíclicas, debido a que su aplicación podría afectar las percepciones con respecto a la sostenibilidad de las finanzas públicas y el balance externo y, por consiguiente, inducir una reducción drástica de los flujos de capital.
La mayoría de los países latinoamericanos durante la década de los noventa adoptaron políticas fiscales pro-cíclicas. Durante las expansiones, los gobiernos aumentaron su consumo y su inversión generando mayores déficit fiscales. Por el contrario, en períodos de crisis, los gobiernos se vieron forzados a emprender programas de ajuste fiscal para generar confianza y credibilidad en los mercados internacionales.
En la actualidad, la situación de la economía internacional es de desaceleración e incertidumbre. La desaceleración cubre tanto a los países desarrollados como a los mercados emergentes. La incertidumbre está asociada principalmente con los casos de Argentina y Turquía. En este entorno, las posibilidades para los países emergentes de realizar políticas anticíclicas son reducidas.
A pesar de las limitaciones mencionadas, en la medida en que se realicen ajustes fiscales y de balanza de pagos se abrirá espacio para adoptar políticas anticíclicas. El caso de Colombia ilustra bien este punto. En el contexto de la debilidad de la demanda agregada, la Junta Directiva del Banco de la República adoptó desde 1999 una postura de la política monetaria más holgada, sin comprometer el logro de la meta de inflación.
Las tasas de interés de intervención del Banco de la República se redujeron en 16 ocasiones entre diciembre de 1998 y julio de 2001, con lo cual la tasa de interés real de las operaciones de subasta de expansión monetaria alcanzaron el algunos momentos niveles cercanos a cero. Adicionalmente, los encajes se redujeron de un promedio de 8,7% a finales de 1997, a 5,8% a finales de 1998 y desde ese momento se han mantenido en el mismo nivel, lo cual permitió liberar un volumen importante de reservas bancarias y mejorar la posición de liquidez del sistema bancario. Por otra parte, en 1999 se hicieron más flexibles las condiciones de apoyo de liquidez del sistema financiero con lo cual se redujo su riesgo de iliquidez y se hizo más fácil el acceso a los recursos extraordinarios del Banco de la República. La mayor amplitud de la política monetaria se ve reflejada en el crecimiento de la base monetaria, la cual pasó de un nivel negativo de 16,5% en diciembre de 1998 a 15% positivo en junio de 2001.
No se puede desconocer que, a pesar de que en la actualidad la mayoría de los países latinoamericanos están saliendo de la crisis, la recesión de finales de los noventa tuvo importantes costos económicos y sociales. En la mayoría de países empeoró la distribución del ingreso y aumentó la pobreza. Por lo tanto, uno de los mayores retos de la política económica es situar a la economía en una senda de crecimiento sostenido que impulse el empleo y reduzca la pobreza.
La reducción gradual de la inflación que se ha registrado, reafirma la confianza de la Junta Directiva del Banco de la República en el cumplimiento de la meta del 8% establecida para el presente año. Se espera que el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos para el año 2001 sea de 3,0% del PIB como consecuencia de una caída de 6,0% en las exportaciones de bienes y del incremento de las importaciones de bienes en 12,0%. Se espera que el déficit del sector público consolidado se ubique alrededor del 2,8% del PIB al finalizar el año, con un ajuste cercano al 0,6% del PIB respecto al tamaño del déficit observado en el año 2000.
Bogotá.