El costo de la inflación con racionalidad y previsión perfectas
Las autoridades monetarias de Colombia están aplicando medidas para combatir la inflación. El interés oficial por disminuir paulatina pero sustancialmente la inflación se ha hecho evidente a partir de 1991 puesto que, desde entonces, se percibe un proceso de declinación, aunque vacilante, de sus índices y se han aprobado reformas jurídicas y nuevos mecanismos de manejo cambiario y monetario encaminados a otorgar independencia y mayor margen de maniobra anti-inflacionaria a las autoridades monetarias. Adicionalmente, desde principios de 1991 las políticas monetaria y cambiaria han tenido como guía la reducción de la inflación, no obstante sus cambios de estrategia e instrumentos. Lo anterior, que también se ha venido registrando de manera paralela o desde los años ochenta en muchos otros países, ha ido acompañado de una larga ola de escritos académicos en los cuales se consignan las hipótesis y los hallazgos de los economistas referidos a los costos de inflación o de las políticas que la promueven. Colombia tampoco ha sido, en esto, la excepción.
Ha sido muchas las razones esgrimidas por los economistas para considerar que la inflación tiene un significativo costo social en términos de bienestar o crecimiento económico perdidos. Estas razones han contribuido, sin duda, a animar la política monetaria y cambiaria colombianas de los últimos cuatro años.
En este documento no se pretende ofrecer un nuevo aporte a la serie de esas razones ni realizar un balance de los posibles costos de inflación. El objetivo es más modesto; consiste en evaluar, de nuevo, el costo social de la menos dañina de todas las inflaciones: aquella perfectamente prevista por una sociedad de agentes racionales (y potentes para protegerse de ella) cuyo horizonte es suficientemente algo (en teoría infinito). La importancia de esta evaluación es que marca, por así decirlo, un piso a la medida del costo social de aquella inflación que se observe bajo iguales o peores circunstancias para la sociedad.
Para alcanzar ese propósito se utilizó el esquema teórico de Sidrauski (1967) sobre el crecimiento de una economía monetaria, pero bajo el supuesto de previsión perfecta. Este es el paradigma de la macroeconomía moderna. El método utilizado fue el de construir un modelo numérico que se aproximase de la mejor manera posible de la teoría. Cuando el modelo numérico arrojó resultados razonables se procedió a calcular el costo social de la inflación (perfectamente prevista)y, de paso, se estimaron los beneficios fiscales de la inflación (el señoraje y el impuesto inflacionario) y la elasticidad interés de la demanda de dinero.
A continuación se presenta el modelo y sus resultados. La sección final resume el trabajo y expone una conjetura que puede derivarse de éste.