Crisis e industrialización
La crisis de los años treinta constituye, para muchos, el quiebre central en la historia de América Latina, desde un modelo de desarrollo basado en exportaciones y ventajas comparativas, hacia la sustitución de importaciones, la industrialización y la intervención estatal. No sería aventurado afirmar que es el período de nuestra historia que despierta mayor interés entre economistas e historiadores.
En Colombia la crisis constituyó un verdadero quiebre, y especialmente en el proceso de industrialización. Las tasas de crecimiento industrial durante los treinta y los cuarenta fueron las mayores registradas en el siglo, y las mayores de América Latina en ese período, y podría incluso afirmarse que el despegue de la industria moderna en el país comenzó en 1930.
Las cuantiosas inversiones en infraestructura durante los años veinte (la década de la "prosperidad al debe") permitieron sentar las bases para el desarrollo moderno. La hipótesis central del libro, sin embargo, es que un conjunto de empresarios muy dinámicos (de origen antioqueño en su mayor parte) respondió a los cambios en precios relativos en favor de la industria, cambio que, a su vez fue inducido por el shock externo, y por la política de devaluación de la tasa de cambio con contracción fiscal. Es paradójico que a la industria le va mejor en tiempos de recesión global (y viceversa), tal como lo predice el modelo de enfermedad holandesa.