Crecimiento económico, capital humano, ahorro e instituciones
Son muchos los factores relacionados con el crecimiento económico de una sociedad en el largo plazo. Unos, sin duda, más importantes que otros y algunos capaces de tornarse, en un momento dado, en el elemento crítico de la prolongación del proceso o de su renovado vigor. Así, no debe sorprendernos la abundante literatura sobre desarrollo económico, revitalizada en los últimos años, que procura demostrar con argumentos y estadísticas las diversas causas específicas del crecimiento económico.
Con todo, y sin tratar de menospreciar los avances en el conocimiento aportados por los trabajos recientes (1), hay que reconocer las inmensas dificultades enfrentadas por el intento de establecer de manera científica las principales causas del desarrollo económico general y de sus manifestaciones en los diversos países o regiones del mundo. La ciencia económica tuvo, como bien se sabe, unos de sus grandes impulsos iniciales en una "investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones" realizada hace ya más de dos siglos. Y desde entonces los economistas siguen buscando explicaciones cada vez más certeras y profundas al respecto, pero siempre a lo largo de intensos debates y prolongados rodeos en razón a diversas complicaciones de método y de ideología.
Una de las dificultades para explicar el desarrollo económico, y las diferencias entre los países al respecto, yace en que éste es un proceso complejo y con raíces históricas, cosa por lo demás bien conocida y reafirmada por muchos de los más notables economistas. Es sabido que los sistemas complejos y dinámicos se caracterizan, entre otras cosas, por que sus variables siguen trayectorias temporales que pueden ser parcialmente dependientes de condiciones iniciales o de eventos aleatorios. Si quisiéramos enfatizar en las dificultades para interpretar el fenómeno, podríamos recurrir a una metáfora; el desarrollo es un "síndrome" cuyas múltiples características a través de los largos períodos son conocidas, y del cual ya podemos enumerar sus condiciones sine qua non. Pero no siempre basta con esto para conocer adecuadamente un asunto. Entender a cabalidad el desarrollo económico puede ser algo tan complejo, por lo menos, como explicar los resultados de cada torneo de la "copa mundo".
Pero los economistas no se declaran vencidos. En las páginas siguientes utilizaré una parte de la literatura sobre crecimiento económico para hacer hincapié en algunas ideas que aspiran a ocupar un puesto destacado entre la competencia entre las teorías rivales. De manera específica, defenderé la importancia singular de dos motores del desarrollo: el progreso de la calidad de la fuerza laboral y el avance de las instituciones que protegen y premian la capacitación laboral y el avance de las instituciones que protegen y premian la capacitación laboral, las innovaciones y el ahorro. Con ello resalto esa línea de pensamiento que va de Adam Smith a Theodoro Schultz y Douglass North. Esto lo hago corriendo el riesgo de confundir las causas del síndrome con sus manifestaciones. La referencia al caso colombiano será, por supuesto, reiterada a lo largo de este documento.
Este documento no sigue una línea recta. Lo primero que hago, en las secciones II a VI, es defender el modelo de mis preferencias, que llamé UL, y utilizarlo como un "mapa de turista" para un ligero recorrido por un mundo nuevo para mí: el de las instituciones. Luego en la sección VII, hago una confesión implícita: que no puedo olvidarme del viejo y buen modelo neoclásico tradicional; con éste, que es más sencillo, técnico que está ligado estrechamente al del "capital humano". En la sección IX presento unas conclusiones que me parecen "robustas" a las diferencias entre los modelos que utilicé; conclusiones de esa clase nos podemos sentir más seguros.