Reporte de Estabilidad Financiera - Marzo 2017
Resumen: Al analizar la situación de los establecimientos de crédito (EC) entre agosto de 2016 y febrero de 2017, se observó un menor crecimiento real de la cartera, explicado principalmente por la dinámica de la cartera comercial. En cuanto a los indicadores de calidad por riesgo (ICR) y calidad por mora (ICM), se presentaron incrementos para todas las modalidades de cartera; sin embargo, estos niveles en general se mantuvieron por debajo de los observados en 2009. Con respecto a la dinámica del pasivo, este continuó con la tendencia decreciente presentada desde el segundo semestre de 2016. Por composición, los certificados de depósito a término (CDT) de mayores plazos y las cuentas de ahorro aumentaron su participación.
En cuanto a las instituciones financieras no bancarias (IFNB), en febrero de 2017 se registró una desaceleración de los activos tanto en posición propia como administrada, en comparación con lo observado en agosto de 2016. Con respecto a la composición del portafolio propio y de terceros, las inversiones se concentraron principalmente en títulos de deuda pública y privada de emisores nacionales. Además, en el mismo período se observaron incrementos en el indicador de rentabilidad sobre activos (ROA) para todos los tipos de entidad.
El análisis de los principales deudores del sistema financiero muestra que el sector corporativo presentó una disminución en el endeudamiento como porcentaje del PIB durante 2016. En el caso del sector privado, la reducción obedeció a que el endeudamiento con instituciones financieras nacionales creció a un ritmo menor que el producto y a que el fondeo con proveedores del exterior se redujo a causa de la apreciación de la tasa de cambio. En el caso del sector público, la disminución se dio por un menor financiamiento en moneda extranjera con entidades financieras nacionales y por una reducción, debido a la apreciación del peso, del saldo de bonos emitidos en el exterior y del endeudamiento con entidades bilaterales.
El endeudamiento de los hogares se aceleró entre agosto de 2016 y febrero de 2017, principalmente en la modalidad de consumo. La dinámica anterior estuvo acompañada de una relativa estabilidad en el indicador de carga financiera calculado a nivel agregado. Por su parte, el ICM y el ICR presentaron incrementos durante este periodo, destacándose el deterioro de los créditos de libre inversión.
En relación con el riesgo de mercado, la principal exposición por parte de las entidades financieras estuvo concentrada en el mercado de renta fija. Estos títulos mostraron valorizaciones durante el último semestre de 2016 y los primeros meses de 2017, impulsadas por un mayor apetito por riesgo a nivel mundial y por cambios en la postura de política monetaria local. Durante la segunda mitad de 2016 el mercado de renta variable presentó un comportamiento estable debido a la baja volatilidad del precio del petróleo.
El indicador de riesgo de liquidez (IRL) muestra que los EC contaron con niveles adecuados de recursos líquidos para cumplir con sus obligaciones de corto plazo. Por su parte, la dinámica de los pasivos y el patrimonio de los EC continuó con la tendencia decreciente presentada desde mediados de 2015, destacándose la contribución negativa de los depósitos a la vista, las operaciones pasivas del mercado monetario, y los créditos de bancos y obligaciones financieras. Por otro lado, se resalta que los depósitos a término fueron el componente del pasivo que más aportó positivamente al crecimiento real anual del fondeo.
Por último, el ejercicio de sensibilidad propuesto evaluó la resiliencia de los EC ante un escenario negativo (y poco probable), con un choque sobre la inversión, una caída en la confianza global sobre la economía colombiana y la materialización de un conjunto de riesgos para el sistema (riesgo de crédito, riesgo de mercado y riesgo de fondeo). Los resultados indican que el impacto del escenario hipotético sobre la solvencia total de los EC tendría una magnitud moderada. Al mismo tiempo, se observarían ciertos efectos negativos sobre el volumen de la cartera, su calidad y la rentabilidad del negocio de intermediación. Lo anterior muestra la importancia de continuar con el monitoreo cuidadoso de la situación financiera de deudores y entidades.