Inflación al consumidor

La inflación al consumidor es el crecimiento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios más representativos del consumo de los hogares de un país.

Si bien hay distintas medidas de inflación, cuando hablamos de este fenómeno hacemos referencia a la que tiene que ver con el crecimiento de los precios que enfrentan los consumidores por sus compras habituales, es decir, la inflación al consumidor. Para esto, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) realiza un seguimiento periódico a una canasta básica de referencia que actualmente está compuesta por 443 artículos, los cuales pretenden reflejar el consumo habitual de un colombiano y que varía en el tiempo (aproximadamente cada 10 años), de acuerdo al cambio en los patrones de consumo de los hogares.

Asimismo, al hablar de la inflación al consumidor, es importante tener presente que el crecimiento sea generalizado, es decir, el promedio de los precios más representativos y no solo el de un producto (como la papa) o sector en particular (como el de alimentos o transporte). Además, se debe tener presente que, si se presenta un incremento en los precios, este se mantenga por un período sostenido y no por períodos cortos, como por ejemplo un mes, para que tenga un impacto en la inflación.

Es común y completamente normal que los precios de los bienes y servicios estén aumentando conforme pasa el tiempo. Sin embargo, el problema se puede presentar cuando los precios comienzan a crecer un poco más que lo esperado, lo cual genera una pérdida del poder adquisitivo de nuestro dinero, haciendo que lo que tenemos o nos ingresa no nos alcance para comprar al menos la misma cantidad de bienes y servicios que antes. Por tal razón, es importante para un país mantener una tasa de inflación baja y estable, y para Colombia, la meta de inflación de largo plazo fijada por la Junta Directiva del Banco de la República es del 3 % anual.