¿Dónde están invertidas las reservas de oro colombiano y con qué entidades se negocia en los mercados nacional e internacional?
Al igual que sucede en la mayoría de los bancos centrales del mundo, el Banco de la República realiza las transacciones de oro con las más importantes contrapartes del mercado internacional. En el caso del Banco de la República, la entidad encargada de custodiar el oro de las reservas internacionales es el Banco de Inglaterra, banco central del Reino Unido, donde también se encuentra depositado el oro de otros bancos centrales y de entidades que son activas en la negociación de este metal. El nivel de estandarización del mercado del oro permite que su negociación se pueda realizar con facilidad y que existan varias entidades con las que se pueda negociar en términos competitivos, tal como se hace con cualquier instrumento financiero de las reservas internacionales. De acuerdo con las políticas definidas por el Banco de la República, las contrapartes elegibles para la negociación de oro deben tener una calificación mínima de A- en el largo plazo y A-1/P-1/F-1 en el corto plazo y además ser miembros de la London Bullion Market Association (LBMA), ya sea en calidad de creador de mercado o de miembro ordinario. También se permiten negociaciones con el Banco de Pagos Internacionales (BIS) por su carácter de entidad multilateral. Además, para poder ejecutar transacciones las contrapartes deben intercambiar satisfactoriamente con el Banco de la República toda la información relacionada con el proceso de liquidación.
En el plano local, la Ley 31 de 1992 autoriza al Banco de la República para realizar operaciones de compra, venta, procesamiento, certificación y exportación de metales preciosos, las cuales realiza en la forma y condiciones que señale la Junta Directiva de la entidad. De igual manera, compra el oro de producción nacional que le sea ofrecido en venta. En todo caso, conforme al artículo 13 de la Ley 9 de 1991, el mercado del oro en Colombia es libre, razón por la cual el Banco de la República dejó de ser el único comprador de ese metal, convirtiéndose en un agente más dentro del mercado.